20 d’abril 2014

日本 2014. Mucho vuelo y mucha lágrima


Empezamos nuestro viaje con una noche de [casi] empalmada para poder dormir durante el vuelo y llegar medio adaptados al horario japonés. No fue mala idea pero aguantamos a medias. Después de la foto obligada en el aeropuerto de escala:

Yo comiendo un frankfurt en Frankfurt

Y después también de que el señor de Lufthansa me llamara Amélie por sacar la foto de abajo:


Tavo, Tokio Haneda y el señor que me ha preguntado si soy Amélie xD #TavoElGuiri


Subimos a nuestro primer vuelo de verdad (antes de este viaje no sabía que había vuelos con televisión con programas/películas para elegir ni comida incluída en el billete). 10 horas después, empezamos a sobrevolar el archipiélago nipón y ahí empezar los nervios… Estábamos llegando a Haneda y aún no habíamos aterrizado cuando ya estaba llorando de la emoción… Pisé suelo japonés con lágrimas en los ojos.

Y más lágrimas en los ojos al ver y probar mi primer WC pro 



Botones para chorritos de agua para el culete, para mujeres y secado con aire. 
Remarcar que la taza se mantiene caliente para que cuando te sientes sea más agradable. Algunos incluso tienen sensor de proximidad para que la tapa se levante nada más entrar. Te acostumbras enseguida a ello y la higiene de todos los WC!

Y también al ver el avión de Hello Kitty…


Aviones de Hello Kitty en Haneda. Así. Porque sí. #EvaAir

Recogimos nuestro equipaje y recorrimos el aeropuerto y todas sus terminales para poder recoger nuestras Data SIM en al oficina de correos una hora después. Finalmente nos hicimos una Pasmo Card para el transporte y seguimos hacia Tokio…


La Pasmo Card o las Suica son un tipo de tarjetas parecidas a las Oyster londinenses. Son unas tarjetas de plástico que se recargan en unos minicajeros al lado de cada entrada/salida de metro. Al acercarte a la entrada del metro tienes que pasarla por el sensor y vuelves a hacerlo al salir, el dinero se carga a la salida según el trayecto que hayas hecho y sin tener que preocuparte de si has pagado lo que toca o no porque todo es automático.

Como curiosidad, las puertecillas del metro están abiertas por defecto. Se cierran si no pasas tu tarjeta de transporte y si no tienes suficiente dinero en ella (hay cajeros de ajustes al lado de todas las salidas).

El trayecto era simple: de Haneda a Shimbashi, de Shimbashi a Okachimachi. Según uno de los mapas que nos dieron, era la parada después del aeropuerto pero no era Shimbashi. Según el otro mapa eran 4 paradas después. Resultado: bajamos dos veces en estaciones que no eran y no salían en los mapas de papel (todo esto acompañado de maletas). Creo que el resto de días no tuvimos más incidentes parecidos con el transporte, por lo demás estaba muy bien indicado y con la web de hyperdia te organizas super bien!

Finalmente conseguimos bajar en Shimbashi de verdad y pudimos coger el JR hasta Okachimachi. Las vistas desde el tren eran espectaculares, como en las series que siempre hemos visto… Sus grandes edificios al lado de pequeños templos, las casas tradicionales al lado de grandes parques rosas por los cerezos en flor y ahí, en medio de todo, la roja Torre de Tokio. Lágrimas en los ojos otra vez.

Llegamos a nuestra parada, conseguimos llegar a nuestro ryokan y nos fuimos a descubrir el barrio en el que nos hospedamos: Akihabara. Primera parada: un puestecito dónde había cola para comprar Taiyaki acabado de hacer:




Ahí nos saludó un chico hablado en inglés preguntando si éramos españoles y contándonos que había estado en Barcelona para ir a un Sónar hace años. Un espontáneo de esos que me encantan cuando estoy de viaje! 

Seguimos la gran avenida de Chuo Dori alucinando con la cantidad de tiendas y cosas que llegaba a haber. Así como aquí los establecimientos van en horizontal, ahí van también en vertical. En un mismo edificio puedes encontrarte con una tienda de objetivos de 2a mano en la planta baja (planta 1 para ellos), una tienda de mangas en la 1a planta, un maido café en la 2a y una zona de cosas guarrillas con un gran cartel de +18 en la puerta en el sótano.

Llegaron los Sega y los Taito. En una misma manzana podías tener 4 recreativos distintos con muchas plantas y muchas máquinas por descubrir. Lo de las recreativas es largo de explicar, fuimos casi cada día aunque fuera antes del cierre (los establecimientos cierran sobre las 20h pero los recreativos sobre las 22-23h) y quién tendría que explicarlo es Dani.


Cenamos ramen en un restaurante de barra donde pedías y pagabas en una máquina (como las de tabaco). Creo que todos pedimos dándole al mismo botón y a cada unos nos dieron algo distinto: a mí me dejaron elegir 4 ingredientes, a otro sólo 2 y a los otros dos les trajeron lo que quisieron y era distinto uno de otro. Fue un gran momento Lost in Translation.

Esa noche dormimos como troncos en nuestro primer futón.


Era como dormir en la habitación de Nobita con Doraemon en el armario.

A la mañana siguiente madrugamos para desayunar en el hotel. La señora que se encargaba del desayuno ha pasado a ser nuestra querida abuela japonesa, título que se ganó ese mismo día cuando nos siguió al salir para darnos un plátano a cada uno. Delicioso por cierto.

En nuestro primer día completo en Japón, aprovechamos para visitar el parque Ueno que teníamos cercano (10-15min andando). Tuvimos muchísima suerte de llegar el día de máxima floración de cerezos en Tokio porque el parque estaba precioso, había zonas reservadas para picnic y puestecitos de comida repartidos entre los varios templos que hay en la zona del parque. Obviamente volví a llorar al ver los cerezos en flor y otra vez al ver los templos shinto con sus pasillos de torii.


Templo, sakura y zeppelin
Esas cosas que no esperas ver a menudo:
un zeppelin sobrevolando un templo rodeado de cerezos en flor.




Tavo in Ueno
Tavo, mi gran compañero de viajes.
No se pierde uno ;)



Dani y yo en Ueno con una señora muy graciosa detrás.

Caminamos entre cerezos en flor, visitamos templos, probé mis primeros dango y comimos un okonomiyaki delicioso:

El trágico destino de un delicioso okonomiyaki

Y volvimos a la estación de Akihabara dónde había quedado con Momolita ese día para comer e ir a ver tiendas de telas bonitas.

Volvimos a comer y después de una odisea demasiado larga para contar (chaqueta con visa dentro perdida + volver a sitios a preguntar + poner denuncias), nos fuimos a ver primero tiendas de puntillas y lazos y después tiendas de telas dónde me compré estas muestras:

Las telitas que compré en Japón :D

Como Momolita tenía que irse y yo quería explorar un poco la zona en la que estábamos, me quedé un ratito sola por Shinjuku. Al volver a la estación para reunirme en Akihabara con mis amigos, estuve como 5 minutos mirando qué combinación tenía que coger cuando una chica se me acercó preguntándome en inglés dónde quería ir.

Según me dijo ella tenía que tomar la misma línea aunque se apeaba antes por lo que me acompañaba. Por lo que me dijo, hacía 2 semanas que había vuelto a Japón después de vivir varios meses en California (de ahí su inglés más comprensible). Se rió mucho cuando me preguntó por el viaje que estaba haciendo y me lié y le dije que estaríamos sólo en Tokio pero queríamos ir un día a Nakamura en lugar de a Kamakura.



Conseguí llegar a Akihabara después que ella bajara y me reuní con los chicos para ir a mi primer Mandarake. 
Mandarake Akihabara Complex!!!
Aquí volví a llorar. No estoy acostumbrada a ver tanta muñeca junta *^*





Ahí pude tener en las manos una Blythe Princess à la Mode de 60.000Y para después comprarme una Licca de 1300Y:
こんにちは!アキハバラです!
Akihabara en su primer Starbucks
En unos días, añadiré más entradas sobre el viaje y actualizando el álbum de flickr dedicado a esta maravillosa experiencia.




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